Sin conexión. Amigos fuera de cobertura

De repente, un día estas en una reunión de amigos y ves como todo a tu alrededor va lento, despacio y algo no encaja como antes.

 

Te sientes ajena a la realidad que te rodea. No sabes muy bien qué ha pasado, pero no conectas de la misma forma. Las bromas ya no hacen gracia, ves una faceta distinta de la persona que tienes delante. Y aquello que en su momento era positivo y valorabas de la amistad sin saber muy bien cómo puede convertirse en irritante, molesto.

 

Tu visión, tu mirada ha cambiado. Por más absurdo que parezca los demás no han cambiado lo más mínimo. Todo sigue igual, pero dentro tuyo sabes que no es tu espacio, no es tu tribu. No es tu gente.

 

Es difícil asumir que aquellas personas de las que hemos ido de la mano durante poco o mucho tiempo ya no forman parte de nuestro camino.

 

Dejar ir, asumir que hemos compartido, pero que quizá hemos llegado al fin del camino. Y no pasa nada.

 

Me di cuenta en mi reciente maternidad que cuando yo cambio todo cambia. Antes de ser mamá no entendía muy bien por qué amigas que decidían tener niños desaparecían y no las volvías a ver más.

 

Ahora lo entiendo y te lo comparto. La maternidad te deja sin tiempo y te obliga a limpiar tu vida de todo lo superfluo. No hay un minuto para desperdiciar y las prioridades cambian del día a la mañana.

 

¿Cómo le explico a mi amiga que mi nueva vida ya no resuena con nuestra relación? ¿Cómo le digo que no tengo tiempo para las mismas cosas ni me interesan? Soy una persona distinta y si queremos estar en la vida de una y de la otra debe haber cambios o debemos dejar ir. Y muchas personas hacen el cangrejo, caminan hacia atrás el camino andado y salen de tu vida sin siquiera cerrar la puerta. Es más fácil marcharse en silencio, desaparecer.

 

Puede parecer muy radical, pero cuantas veces sostenemos relaciones con dos pinzas de tender y la relación se acaba ensuciando de tanto arrastrarse por el suelo. Cuesta mucho ser consciente que tú has cambiado y expresarlo y explicarlo. Normalmente llegamos a la conclusión de que es así porque hay un detonante, una situación que pone de manifiesto el cambio y nos sorprendemos.

 

Yo encontré en los grupos de mamás y de posparto una nueva tribu, un espacio en el que estábamos todos y todas igual y podíamos compartir desde nuestro nuevo yo. Encontrar una tribu para el momento vital en el que estés es importante para sentirte acogida, respetada, querida y sostenida.

 

Por eso quiero abrir una tribu de mamas de niños altamente sensibles (muchas veces PAS nosotras mismas) porque hacer tribu es sanador. Y si algo puedo aportar es abrir estos espacios de pertenecer, de sentirnos una sola voz.

 

La maternidad es como estar dentro de una lavadora en pleno centrifugado y más siendo altamente sensible. Me hace mucha ilusión compartir contigo la entrevista que me ha hecho Francesc Orteu en Ara Criatures sobre mi maternidad altamente sensible. Aquí descubrirás los truquitos que tenemos en casa y como gestionamos de forma imperfecta y a trompicones esta etapa que estamos viviendo.

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