Querido Sant Jordi,
Déjate de rosas. Yo también quiero un libro.
Desde que era adolescente no entendía porqué en Sant Jordi los libros eran el regalo escogido para los hombres y las rosas para las mujeres. Esta diferencia de algún modo separa el conocimiento de la belleza. Y me dirás, ¿Qué me estás contando Meritxell?
Pensémoslo un momento. Las rosas son perecederas, hoy están y mañana no están. Huelen bien y alegran la casa, es un bonito detalle que con el paso del tiempo se marchita y ya sólo queda el recuerdo de aquel regalo. Las flores son bellas, son un trocito florido de la naturaleza que decidimos tener en nuestra casa.
En cambio, los libros son conocimiento que perdura en el tiempo. Es personal, escoges un libro para alguien pensando en qué le gustara a esa persona leer, que podemos escoger para que las páginas lo transporten a otros mundos.
Es un viaje a otras vidas, a realidades distintas, a mundos nuevos por descubrir. Siempre he sido una ratita de biblioteca y desde que tengo uso de razón y pude leer siempre pedía un libro y una rosa.
Ya no hablemos de la dedicatoria. Yo soy de la opinión que cuando regalas un libro tiene que venir firmado y dedicado por la persona que te lo regala independientemente de si consigues que el autor te haga un garabato y «un con cariño» para ti.
Los libros son personales, o así lo veo yo y que al abrir las primeras páginas vuelva el recuerdo de quién te lo regaló, cuando fue y releas esas mismas palabras que la primera vez que abriste sus páginas tiene algo de especial. Meláncólico si quieres…
Antes de tener pareja mis padres eran mi Sant Jordi. Sabían que era mi día favorito del año, el día de los libros. Salíamos a la calle en busca del libro del día. Siempre acababa cayendo alguna víctima más que iba a ser devorada palabra a palabra.
Sant Jordi es uno de mis días favoritos del año. Un día romántico en el que los caballeros de caballo blanco andan por la calle con rosas debajo del brazo y las damas con libros envueltos para regalar.
Sales a la calle y está repleto de libros, el paraíso de los amantes de las páginas, de los lectores ávidos, escritoras locas como yo y también de aquellos que un día al año se compran un libro.
No tengo nada en contra de las rosas, es más también me gusta recibirlas. Además ahora el nivel de personalización en la rosa tiene infinitas posibilidades. Rosas amarillas, rojas, rosas, blancas, de todas las formas y colores. Con decoración, cartelitos de madera, pegatinas, papeles de envoltorio de de rafia, de plástico, de papel…
Hay una rosa para cada persona igual que hay un libro personalizado para cada uno que te hace bien tener en tus manos no sólo el día de Sant Jordi sino todos los días.
Los libros no deberían ser exclusivos para los hombres para Sant Jordi. #yotambiénquierounlibro es mi pequeña revolución. Somos lectoras, somos mujeres. Aunque nadie nos prohibe comprarnos un libro por Sant Jordi y muchas lo hacemos aunque nos miren como si fuéramos a regalarlo hágamoslo una tradición. Libros y rosas para todos que la belleza y el conocimiento vayan de la mano.
Yo no suelto mis libros ni que me apunten con una rosa roja de Sant Jordi.
