Método gimnasio empático: entrena el músculo de la empatía

La empatía es una gran habilidad. Si la utilizas correctamente, es un don que te permitirá conectar contigo mismo y con las personas que te rodean de forma auténtica y genuina. Tienes que dejar de ver tu sensibilidad como si se tratase de un inconveniente o un obstáculo con el que debes lidiar todo el tiempo. De hecho, visualízala como un nuevo superpoder, con el que podrás contar siempre que lo necesites. Sin embargo, también tienes que ser consciente de que no puedes desarrollar tu empatía de un día para otro. Adaptarse a nuevos hábitos, a nuevas rutinas e incluso a una nueva forma de pensar requiere tiempo y trabajo. La empatía es como un músculo que hay que ejercitar y mantener en forma. Funciona como una habilidad que requiere entrenamiento, práctica y esfuerzo. Y, como dicen en las películas, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, por lo que si realmente deseas aplicar nuevos cambios en tu vida, te recomiendo llevar a cabo una serie de ejercicios en el “gimnasio empático”. Dispones de múltiples recursos y estrategias para fortalecer tu empatía. Es posible que no todas las técnicas existentes te interesen de la misma forma, o tal vez tengas preferencias a la hora de escoger algunas de ellas. Lo más importante es que te tomes tu tiempo y el espacio que necesites para anotar aquellos hábitos que te gustaría adquirir y que, posteriormente, los pongas en práctica. De esta forma, podrás progresar a tu ritmo.

Gimnasio empático

Te dejo algunas de las técnicas recogidas en mi libro El Arte de la Empatía que te serán de utilidad para fortalecer tu empatía. Con el método gimnasio empático lograrás tener unos músculos empáticos fuertes que te permitiran sostener el espacio con empatía para ti y para los que te rodean.

1. Mejora tu relación contigo mismo

Cuando hablamos de amabilidad (LINK POST AMABILIDAD), hablamos de la existencia de un juez o crítico interno. Es esa vocecita que todos tenemos dentro y que comenta cada una de nuestras decisiones. A veces, cuando cometes un error, esta voz hace que te sientas culpable y que te veas como una persona incompetente. Devalúa tu autoestima y te machaca por dentro. No te hables así. Tu voz interna tiene un efecto directo sobre tu confianza y tu estado emocional, por lo que debes hablarte con cariño y compasión. Al fin y al cabo, es como si hablaras cordialmente con un amigo, con un familiar o con alguien a quien aprecias y amas. Es importante que te quieras a ti mismo, pues eres la persona con la que vas a pasar más tiempo durante toda tu vida.
Dirígete a ti mismo con amor, comprensión y respeto.
Transforma las críticas destructivas en consejos positivos. No te digas “Soy estúpido por no haber hecho esto correctamente”; reformula la frase, di “Afortunadamente, me he dado cuenta de este fallo y he podido aprender de él. Lo haré mejor la próxima vez”.
Anímate, apóyate, usa la voz de tu crítico interno para sentirte mejor contigo mismo.

2. Sé positivo! es importante

Inconscientemente, tendemos a recordar con mayor facilidad los sucesos negativos frente a los positivos. Quizá pensabas que ibas a tener un día espectacular hasta que mantuviste una discusión de 10 minutos con tus padres o con tu pareja. Ese momento captó toda tu atención. Para ti, tuvo mucho más peso esa discusión que el resto de minutos de tu día. Recuerda, sólo fueron 10 minutos. Las 23 horas y 50 minutos restantes también cuentan. Haz que cuenten.
¿Y si decidieras ser positivo?
Cuando eres positivo, siempre puedes ver el vaso medio lleno. Tu visión de la realidad no depende de las cosas que suceden a tu alrededor, sino de ti, de la actitud que tengas. No se trata de restarle importancia a situaciones dramáticas ni a fingir que todo va bien. Solo tienes que vivir cada momento con la emoción que te produce. No tienes que reprimir emociones, pero tampoco debes regocijarte en ellas ni darles más importancia de la que merecen. Como ejercicio te propongo decidir cómo reaccionar a las cosas que te suceden, tómate un tiempo para pensar cómo lo sientes, qué quieres hacer y cómo quieres hacerlo. Solo tú tienes el control de tu actitud.
La positividad es una decisión que tomamos acerca de cómo queremos ver la realidad.
Te recomiendo leer El diario de la gratitud: Cómo un año de pensamiento positivo transformó mi vida, escrito por Janice Kaplan. En este libro, la autora se propuso escribir un diario dando las gracias al menos por una cosa al día, durante todo un año. El objetivo principal era comprobar los efectos que producía la gratitud tanto en su vida como en la de las personas que la rodean.

3. Establece tus límites personales

A la hora de relacionarte con los que te rodean, es posible que surjan situaciones en las que los demás digan o hagan algo que te molesta, que te sienta mal. Consideras que “se han pasado de la raya”, pero seguramente no era su intención. Piensas que, detrás de ese gesto, hay una intención positiva. Simplemente, han traspasado tus límites personales por desconocimiento y es tu labor ponerlos encima de la mesa. Es importante saber identificar tus propios límites personales, que son aquellos que protegen tu libertad, tu espacio, tus principios y tu moral. Como es lógico, las demás personas no tienen por qué conocerlos de antemano, por lo que es tu responsabilidad comunicar qué es aceptable para ti y qué no lo es. Sé asertivo. Habla con sinceridad con aquellos que hayan cruzado tus límites personales, haciéndoles ver cómo te has sentido y qué es lo que necesitas. No pienses que eres maleducado o grosero; solo estás teniendo en cuenta tus necesidades y tus sentimientos, otorgándoles el valor que merecen. Sé honesto, directo y justo para decir lo que piensas en voz alta, pero con dignidad y respeto.

4. Controla tu verdadero poder

Sentir que tienes el poder te da una sensación de control y seguridad que te genera una gran satisfacción. Eres capaz de tomar tus propias decisiones e incluso puedes manejar tus emociones. No obstante, a veces cedes tu poder a otras personas cuando te sientes incómodo o cuando piensas que el hecho de utilizarlo puede perjudicar a los que te rodean. Te haces pequeño para que otros estén cómodos. Cuando ignoras tu verdadero poder y se lo otorgas a los demás baja tu autoestima, surge un miedo al rechazo o al abandono, buscas la aprobación de otras personas para sentirte bien o centras toda tu atención en el entorno que te rodea y te alejas de ti mismo. Cuando niegas la existencia de tu propio poder y no logras expresarlo, sueltas las riendas de tu vida, a la espera de que otra persona se apodere de ellas. Tu personalidad es la base de tu poder. Libérate del miedo que te impide ser tú mismo. Permítete descubrir todo el poder que hay en ti. Conecta con tu poder. Ofrécete cada día un instante para estar contigo mismo, pasa un tiempo “desconectado” de ruidos y otras distracciones. Relaciónate con aquellas personas que te transmiten positividad y, sobre todo, deja de sentirte una persona pequeña. Hazte grande, saca tu auténtico yo.
Saca la mejor versión de ti mismo. Hazte grande siendo auténtico.
Crea tus rutinas para ahorrar tiempo automatizando las tareas más repetitivas de tu día a día. Echa un vistazo al libro My Morning Routine: How Successful People Start Every Day Inspired, escrito por Benjamin Spall y Michael Xander; en él, encontrarás algunos trucos y consejos que te permitirán sacar el máximo partido a primera hora de la mañana.

5. Practica la meditación

Llevar un ritmo de vida tan frenético y acelerado provoca que tu sistema nervioso permanezca constantemente en estado de alerta y sometido a un sinfín de estímulos del entorno. Existen diferentes formas de controlar esta sobreactivación. La meditación es una de las más populares. Con la meditación, logras conectar el cuerpo con la mente para conseguir un estado de paz interior. No se trata de dejar la mente en blanco, como muchas personas creen; consiste en pensar en el presente, escuchando únicamente tu respiración y notando tu cuerpo. No dejas de pensar, sino que dejas ir la necesidad de desarrollar esos pensamientos. Durante la meditación no hay prisas, no hay urgencias: solo estás en el aquí y en el ahora. De esta forma, logras bajar el volumen y la velocidad de tus pensamientos hasta que consigues escucharte por dentro y notar la paz interior. Existen aplicaciones móviles que puedes utilizar para meditar, como Calm, Simple Habit o Headspace, entre otras. Headspace, además, posee un canal oficial en YouTube, donde incluyen varios vídeos con explicaciones acerca de la meditación. También tienen una miniserie para aprender a meditar, que está disponible en Netflix.
Durante la meditación, estás en el aquí y en el ahora. No hay prisas.
Hemos visto una muestra de algunas herramientas que te permitirán fortalecer y ejercitar tu empatía. Te recomiendo que te tomes tu tiempo y apuntes aquellas con las que te gustaría practicar o aquellos hábitos y rutinas que te gustaría adquirir. Lo que debes tener en cuenta, sobre todo, es que todas estas estrategias te ayudarán a conectar mejor contigo mismo y con tus emociones.
Recuerda apreciar y valorar tu sensibilidad. Solo hay una persona como tú en este mundo.

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