Descubrí que era una persona empática cuando me mudé por trabajo a los Estados Unidos. En mi libro ‘El Arte de la Empatía’ comparto estas experiencias y cómo al reconstruir mi nuevo tejido social en un país cuyos patrones culturales son opuestos a la empatía, me hizo entender que yo era empática. Aceptarme a mí misma como una persona altamente empática me ha llevado a vivir plenamente, a usar el poder de mi sensibilidad y a brindarme a mí misma la empatía que le doy a los demás.
¿Qué es la empatía?
La empatía es una habilidad natural del ser humano, es un ejercicio de atención y de reconocimiento hacia el otro. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, experimentar los sentimientos y experiencias del otro, pero desde un terreno mental. Una persona con empatía podrá entender cómo te sientes solo comprendiendo tu situación.
Hay una gran diferencia entre tener empatía y ser empático. Ser empático es una experiencia física. Es la experiencia de sentir como siente otra persona en su propia piel. Por el contrario, tener empatía es un ejercicio mental consistente en imaginar una situación que le sucede a otra persona.
¿Qué es ser empático o una persona empática?
Ser empático supone tener una conexión humana que nos hace sentir las emociones de los demás de forma natural. El significado de empático significa sentir lo que otros sienten mimetizando su sentimiento. Esto es, no solo entendiendo la situación y poniéndonos en su piel de forma conceptual, sino sintiendo lo que siente el otro en ese momento física y emocionalmente.
El individualismo, la competitividad y el querer pisotear al otro para salir vencedor poco tienen que ver con la empatía. En una sociedad dominada por estos valores no hay espacio para la empatía, y cuando esta se manifiesta se entiende como una debilidad. Sin embargo, al ser empático te afectan las energías de otras personas y su estado emocional.
Las personas empáticas al tener la capacidad de vivir esta experiencia empática en el terreno físico, de sentir en su propio cuerpo la ansiedad, los sentimientos y el dolor del otro como si fueran los suyos propios, los hace únicos.
¿Cómo puedo saber si soy una persona empática?
A las personas empáticas nos afectan las energías de quienes nos rodean y su estado emocional, debido a que tenemos la capacidad innata de sentir intuitivamente y percibir a los demás. Desde el momento en que se mezcla la experiencia sentimental y emocional de otra persona con la tuya propia, eres un ser empático.
Test para personas empáticas
- Sientes el dolor del otro: puedes experimentar ese sentimiento tanto en lo físico como en lo emocional.
- Respuesta emocional intensa: sienten como reales las escenas de violencia o injusticia en la ficción.
- Fatiga: Después de pasar tiempo con personas que drenan tu energía te sientes agotado y sin fuerzas.
- Detectar las mentiras: Sabes detectar de forma natural el lenguaje corporal y, dependiendo de cómo actúa una persona, sabes ver fácilmente si miente
- Sensibilidad a la luz y al ruido: En espacios con luces blancas brillantes, con ruidos estridentes o dominados por el caos, tu cuerpo entra en un estado de alerta.
- Niegas quién eres para encajar: Aprendes a no decir la verdad o a esconder quién eres si para ello corres el riesgo de hacer sentir incomodidad a otros.
Si has respondido a más de tres de estas premisas seguramente seas empático. No hay un modelo único que defina la experiencia de las personas empáticas y lo que significa sentir a nivel emocional, físico y mental. Puedes generar tu propia lista de los indicadores empáticos que observas en ti. Pero, si te ves reflejado en esta lista, seguramente eres una persona empática y necesitas leer mi libro “El Arte de la Empatía” para aprender sobre el poder de tu sensibilidad.
¿Cuáles son las características psicológicas de los empáticos?
Los empáticos somos más sensibles a la información emocional y sensorial de los demás y tendemos a saturarnos por la enorme cantidad de información que procesamos diariamente. Por ello, es importante entender las características principales de una persona empática y cómo afectan a nuestra forma de ver el mundo y de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos.
Los empáticos y su juez o crítico interno
Las personas empáticas tenemos un gran sentido de la justicia, un alto estándar moral y podemos manifestar una tendencia perfeccionista y exigente como consecuencia de ello. La persona empática en el proceso de juzgarse se convierte en su peor enemigo al rebajar su autoestima, su seguridad y minimizar sus logros y progresos.
El sistema de conexión sobreactivado de los empáticos
En los empáticos, el sistema de conexión con otras personas es mucho más intenso y desarrollado. Como empático, vas en busca de relaciones auténticas, quieres compartir puntos de vista y poder ser tú mostrando tu confianza y empatía sin límites.
El empático y su necesidad de complacer
La necesidad de complacer hace que los empáticos vayamos en contra de nuestras propias necesidades. Esto nos causa contradicciones con nosotros mismos y nos forzamos a estar de acuerdo con otras personas, para no generar problemas.
La sensibilidad del sistema nervioso del empático
En los empáticos las emociones suelen ser más intensas, tenemos tendencia a sobre estimularnos con facilidad y a ser muy receptivos a las emociones de otras personas. Cuando esto sucede, las personas empáticas somos propensas a sentir fatiga, dolor de espalda, ataques de pánico, insomnio, mareos e incluso debilidad del sistema inmunológico.
Los empáticos y el procesamiento profundo de la información
Las personas empáticas procesamos la información que recibimos a través de los sentidos de una manera más intensa. Los empáticos somos extremadamente perceptivos y captamos pormenorizadamente cada detalle de nuestro entorno. El empático tiene una capacidad de memoria más amplia que le permite almacenar gran cantidad de datos que, a los demás, puede parecerles insignificantes.
Conforme te vayas adentrando en mi libro El Arte de la Empatía, te darás cuenta de que las experiencias de los empáticos se hallan en un plano físico-energético. El hecho de estar conectados con esta sabiduría interior, así como con nuestra elevada capacidad sensorial, hace que los empáticos interactuemos con nuestro entorno de forma distinta.