Dale al play ¿Eres una rebobinadora de sentimientos?

Estaba sentada entre el público, rodeada de personas anónimas que no sabían nada de mí. Esperando que él saliera en el escenario, un cosquilleo incesante en mi estómago, ya sabía que había una canción para mí y la estaba esperando. Ese mensaje oculto que solo yo podía leer en ese concierto de verano.

Esperaba canción tras canción pensando si se había olvidado, si en realidad no había canción para mí. Y con la mano en el teclado y una voz susurrante desde el escenario me miró a los ojos y dijo: Esta canción es para una mujer muy especial.

Y empezó a cantar para mí: You make me feel like a natural woman

Por un segundo todas las personas a mi alrededor se desvanecieron. El sentimiento me llegaba a través de las notas que rozaban mi mejilla. Nadie más lo sabía, era nuestro secreto.

Sentía en mi cuerpo cada palabra pronunciada, cada nota tocada en ese teclado.

Y me aferré a ese momento, a ese hombre que conocí y rebobinaba una y otra vez en mi cabeza esa canción, el escenario. Volvía a mi mente y con cada recuerdo de esa noche volvía el sentimiento a mi cuerpo. Subía el volumen, se iba haciendo más grande dentro de mí.

Ahora lo recuerdo y sé que me pasaba. Soy una rebobinadora de sentimientos. En esos momentos en los que he sentido algo especial y quiero aferrarme a ello, aunque no haya significado más que un momento. Vuelvo y vuelvo y vuelvo a ese escenario, a esa canción, a esa noche, a ese día o a miles de otros.

A veces queremos revivir el sentimiento de un momento para convencernos de que no estamos tomando la decisión adecuada. Volvemos a recuperar la alegría, el amor, el rencor, el enfado, la frustración, decepción, felicidad, anhelo…

Esa nostalgia a demanda que viene a rescatarnos o a hundirnos. Rebobinar sentimientos no es nada malo, nos permite recuperar un trocito de experiencia. Si nos volvemos unos yonquis de volver atrás puede que acabemos teniendo una idea equivocada de lo que ha sucedido.

El sentimiento en contexto tiene un sentido, revivir el sentimiento incesantemente hace que le demos un volumen y una importancia que no tiene, pero que en el cuerpo al revivirlo se siente como 100 veces más potente de lo que fue en realidad.

Podemos avivar el rencor, podemos empeorar el recuerdo corporal y emocional de una escena que no ha sido tan mala o al revés podemos enaltecer un momento que no ha sido tan feliz, ni tan especial.

Nuestra cabeza aprieta el botón de rebobinar y el cuerpo y el corazón sin comerlo ni beberlo se ven inmersos en una experiencia que para ellos es nueva. Solo el cerebro sabe que ya ha sucedido, para el cuerpo, para los sentimientos está viviendo de nuevo una experiencia y la sensación se va multiplicando.

Utilizamos el rebobinar para sentirnos mejor, para justificarnos, para darnos argumentos o a veces simplemente porque recordar nos hace felices.

Antes de darle a rebobinar piensa que hay detrás de esa necesidad.

Y ahora sí. Tengo que saberlo. ¿Eres una rebobinadora de sentimientos?

Dime que no estoy sola 🙂

¿Y tú qué opinas?
Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Otros articulos que podrian interesarte

Tu mirada me hiere

El lenguaje del cuerpo tiene una melodía que entra por los poros de la piel. Una mirada hiere más que mil palabras. Nos discutimos, nos

X