¿Cómo ir de una orilla a la otra? Empieza por P…

Si estás en España es posible que estés de puente como yo. Y si no lo estás entenderás en estas líneas porque los puentes son importantes.

Le llamamos puente a los días intermedios que conectan dos días de fiesta, el que no es fiesta oficial, nos ayuda a disfrutar de unos días seguidos de descanso. ! Que la fiesta continúe!

En la vida la mayoría de las veces olvidamos el puente. Pensamos que podemos pasar de comer comida basura a ser miss saludable sin un puente.

De comer donuts para desayunar nos despertamos al día siguiente haciendo unas tostadas integrales con aguacate y huevos escalfados.

No funciona así, hay un puente y es el que te permite pasar de un lugar a otro, una transición. Un espacio de prueba y error en el que te alejas del lugar en el que estás y cada vez te vas acercando más donde quieres estar.

Los impacientes nos saltamos el puente. Yo soy una impaciente rehabilitada y los puentes me parecían para débiles, para personas sin voluntad.

Así que pasaba de una vida no saludable a una vida saludable y 6 días en el gimnasio de la noche a la mañana. De estar sentada en el sofá sin hacer nada sin saber qué quería hacer a tener la agenda tan apretada que parecía un ministro.

Lo que da miedo del puente es que aún no tienes el resultado, no tienes el logro, no hay el subidón de dopamina de haberlo conseguido, pero déjame que te cuente qué pasa si no hay puente.

Si no hay puente hay: yo-yo. Un día estás en una orilla y al otro te encuentras en la otra. Y es muy fácil retroceder al punto de partida, solo hace falta una decisión. En el ejemplo, solo hace falta comprar una caja de donuts y en el momento del desayuno se me encenderá la luz que los tengo en el armario si no han acabado antes en mi barriga.

Si hay puente, hay una progresión. No paso de comer donuts a no comerlos, quizá empiezo mirando recetas de donuts saludables, a substituir ingredientes, a cambiar costumbres. A poner rutinas que me permitan ir a comprar sin la tentación o con la tentación, pero un plan para que esa tentación pueda resolverse con mi objetivo en mente: comer más saludable.

Quiero que pienses cuál es tu puente. ¿Cuál es el primer paso hacia la otra orilla? Y después viene el segundo, y el tercer paso, y así hasta llegar al otro lado.

El gran salto hace que rápidamente haya resultados, pero la disciplina y la restricción no dura para siempre y volvemos a la casilla de salida. A la orilla de salida.

Si estás en la orilla contraria a la que quieres, sabes que tienes que traspasar el puente y yo le llamo al puente: El camino a la felicidad.

Nadie quiere perderse el camino. Si lo piensas bien, por el camino es cuando te das cuenta de hacia donde estás yendo y ahí es dónde está la felicidad, a cada paso que te acerca. No solo en la otra orilla.

Si quieres trazar tu camino a la felicidad, tú marcas el destino, el objetivo. Yo solo soy el conductor del taxi, iremos por el camino más adecuado a tu destino final. Tengo en mi cabeza el plano de la ciudad de la felicidad, como los taxistas que saben todas las rutas. Soy el conductor y el GPS, tú decides dónde quieres ir.

Si estás lista para caminar, nos vemos en el camino a la felicidad.

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